Hay días en los que puedes caminar y correr, levantar cargas pesadas y transportarlas de un lugar a otro. Te preguntas de dónde sacas la energía para hacer todo eso. Y luego hay días en los que el más mínimo gesto cuesta esfuerzo y tienes que arrastrarte durante el día. ¿Qué te ha pasado? Simplemente es que la energía, la corriente eléctrica, el impulso, ha dejado de fluir de tu cerebro a tus músculos. Entonces tus músculos permanecen flácidos. ¿Y de dónde se supone que proviene esta energía? De tu sistema nervioso. Por eso debes aprender a protegerlo y fortalecerlo.
Y esto es precisamente lo que estamos haciendo con los ejercicios gimnásticos, ya que alcanzan ciertos centros de nuestro sistema nervioso y los nutren, fortalecen y armonizan. Y luego nos volvemos capaces de llevar a cabo las tareas más formidables.
Hay una regla extremadamente importante conocida por la Ciencia Iniciática, según la cual cada una de nuestras actividades debe alcanzar los tres mundos: el mundo físico, el mundo del sentimiento y el mundo del pensamiento. Si realmente supieras cómo trabajar a nivel de los tres mundos obtendrías resultados poderosos: resultados que beneficiarían no solo a ti sino a toda la Fraternidad e incluso al mundo entero. Les he mostrado cómo la palabra, ya sea dicha en voz alta o no, se vuelve efectiva cuando acompaña a un gesto, un sentimiento, un pensamiento, una intención o un movimiento de la voluntad.
Obras Completas Vol. 13, "Una Nueva Tierra"
(Una descripción detallada de cada movimiento está disponible en el volumen 13 de la colección Obras Completas, “La Nueva Tierra”.)